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martes, 14 de julio de 2020

Más allá del invierno - Isabel Allende




Sinopsis:

Isabel Allende parte de la célebre cita de Albert Camus -"en medio del invierno aprendí por fin que había en mí un verano invencible"- para urdir una trama que presenta la geografía humana de unos personajes propios de la América de hoy que se hallan "en el más profundo invierno de sus vidas": una chilena, una joven guatemalteca indocumentada y un maduro norteamericano. Los tres sobreviven a un terrible temporal de nieve que cae en pleno invierno sobre Nueva York y acaban aprendiendo que más allá del invierno hay sitio para el amor inesperado y para el verano invencible que siempre ofrece la vida cuando menos se espera.
Más allá del invierno es una de las historias más personales de Isabel Allende: una obra absolutamente actual que aborda la realidad de la emigración y la identidad de la América de hoy a través de unos personajes que encuentran la esperanza en el amor y en las segundas oportunidades.

 Reseña:

«Lo tuyo, niña, no es una enfermedad del cuerpo, sino del alma. Puede que se cure sola, puede que sane por un tiempo y después te vuelva, porque es un mal muy testarudo, y puede que no se cure nunca»

MAGISTRAL, como todas las obras que he leído de Isabel Allende. Hay espacio para todo: misterio, amor, historia, política, realismo mágico, y lo que está muy de moda: los inmigrantes.


Aunque al principio me pareció un poco lento (de hecho, estuve a punto de renunciar a esta lectura), decidí darle una oportunidad y continuar. Es un libro completamente distinto a lo que ella ha escrito, ya que los protagonistas se ven envueltos en la loca y a todas luces pésima idea de ocultar un cadáver, y no porque se trate de asesinos, la muerta les cae de pronto, con un golpe en el auto a mitad de la nieve.

Richard, quien es un gruñón en los sesentas, vive dentro de sus comodidades de cascarrabias, acompañado de sus tres gatos, a quienes únicamente conserva para acabar con las ratas que viven en su edificio.

Lucía   Maraz, es una mujer fuerte, chilena, decidida, con una personalidad alegre y valiente. Es inquilina de Richard, pero mantiene sentimientos hacia su arrendador. Vive en el sótano, donde hace un frío terrible.


Evelyn es una jovencita pequeña, guatemalteca, con problemas de comunicación, dotada de un enorme corazón y entendimiento a pesar de su tartamudeo. Trabaja como niñera y prácticamente como enfermera, por un pago mínimo debido a que es indocumentada.

Un pequeño accidente de auto hace que estas tres líneas de vida se crucen, y a medida que pasa el tiempo, se desmenuzan poco a poco las historias de Evelyn, Lucía y Richard, el trío que ha sido pueda fundamentar para construir tan grandiosa obra. Cada una de estas vidas se escribe sobre la tragedia y va a terminar a un final feliz normal.

La experiencia le había inculcado mucha cautela con el alcohol, se empezaba mojando los labios y se terminaba de cabeza en la adicción.


«A mí nunca me amaron así, Richard, el amor siempre se me ha dado a medias


Recomendado.

Frases:

Lo más temible de la muerte era la idea de la eternidad. Muerto para siempre, qué horror.

Las mentiras de su marido sembraron en ella una desconfianza inextinguible por el género masculino en su totalidad.

El martes 11 de septiembre de 1973 los militares se sublevaron contra el gobierno.

sólo le faltaba un seguro contra los peores recuerdos, que lo asaltaban cuando salía de sus rutinas y lo perturbaba el desorden.


Sus padres, ocupados en sus respectivos trabajos, lo amaban sin sofocarlo y lo trataban con la negligencia habitual de esa época, antes de que los niños se convirtieran en proyectos.

«Al necesitado no se le pregunta quién es ni de dónde viene, Richard. Todos somos iguales en la desgracia»,


La ausencia de su amigo era como una pequeña muerte, había dejado un vacío en el espacio y el tiempo de su existencia;

«Qué sacas con pensar en el futuro, las cosas siguen su curso y tú no tienes control de nada, relájate, hermano», era el consejo cien veces repetido de su amigo. Lo acusaba de vivir en perpetua conversación consigo mismo, mascullando, recordando, arrepintiéndose, planeando. Decía que sólo los humanos andaban centrados en sí mismos, esclavos de su ego, observándose, a la defensiva aunque ningún peligro los amenazara.

todo formaba parte de una novela ajena cuyas páginas habían sido escritas por otros.

La experiencia le había inculcado mucha cautela con el alcohol, se empezaba mojando los labios y se terminaba de cabeza en la adicción.

Se sabía forastera en su tierra, estaba desconectada de la red de relaciones sociales sin la cual casi nada era posible, perdida en los vestigios de un pasado que no se ajustaba al Chile apresurado del presente.

se lo diría. ¿Qué podía ofrecerle? Llevaba un tremendo bagaje encima; a su edad todo el mundo tenía bagaje, pero el suyo pesaba como granito.

«Bendita seas, Evelyn Ortega —pensó—, gracias a ti sucedió este milagro. Milagro, no hay otra definición para esto que siento.»

con la creencia de que ningún mal resiste el remedio del trabajo y el consuelo de la comida.

Eran dos seres errantes en el mismo espacio, tan distantes que se llevaban bien, porque para pelear se requiere proximidad.

«No hagas un inventario de lo que te falta, mamá, sino de lo que tienes»,

el extraño poder curativo de las palabras, de compartir el dolor y comprobar que otros también tienen su cuota; las vidas se parecen y los sentimientos son idénticos.

Puede que haya dolor en eso, pero cualquier cosa es mejor que estar anestesiado.

No es la fuerza de la gravedad la que mantiene el universo en equilibrio, sino la fuerza adhesiva del amor.

la vida se manifiesta siempre, pero se manifiesta mejor si la recibimos sin resistencia.

—En medio del invierno aprendí por fin que había en mí un verano invencible.


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