Sinopsis:
En
'Los convidados de agosto', Castellanos narra, con sencillez magistral, el
momento en que Emelina —una mujer soltera de la clase alta del poblado de
Comitán, que ha visto pasar los mejores años de su juventud— intenta huir de un
destino de eterna soltería. la feria del pueblo, que se celebra en agosto, le
devuelve las esperanzas de encontrar al amor de su vida para escapar a su lado,
escapar de las tradiciones que la atan, escapar de una vida donde sus sueños
son pisoteados, escapar de ser mujer y soltera en un pueblo de Chiapas, escapar
en un día de fiesta.
Reseña:
Más que un libro de trata de un cuento que se va desarrollando sin prisas, Rosario delinea muy bien el entorno de los personajes para darles una buena idea de lo que piensan al lector.
Emelina es una joven madura de 35 años que vive en Comitán (la ciudad chiapaneca que vio crecer a Rosario Castellanos). Comitán es una ciudad que en la época que se desarrolla la historia, está llena de tradiciones, por lo tanto, una joven solterona es mal vista por todos.
La pobre Emelina no puede ya con su existencia que va camino a la decrepitud, por ello, siempre que puede va a la feria, a buscar marido o lo que se le parezca. Sucede que ahí se han llevado muchas uniones que terminaron en matrimonio, precisamente, en la plaza de toros, al final, cuando las gradas crujen y se rompen, varios corazones se unen.
Conoce a un extranjero, y cree que finalmente
podrá escapar de esa eterna soltería, ya ha decidido huir con él, pero sus planes se ven mermados por su
hermano, quien interfiere y la lleva a su casa contra su voluntad, borracha y a rastras, para dejarla encerrada y tan solterona como siempre.
Supongo que el título del libro se debe a que en agosto es la fiesta del pueblo y hay mucha gente de otros lugares que asiste.
Frases:
Muchachas de los
barrios, claro, que no tenían mucha honra que perder y ningún apellido que
salvaguardar.
Los días son iguales
en Comitán y cuando se da uno cuenta ya envejeció y no tiene siquiera un
recuerdo, un retrato.
Porque Emelina
aprendió muy pronto que la torpeza propia es más fuerte que las exigencias de
los demás. Se cansan de ordenar, de corregir, de rehacer. Prefieren llevar la
carga que arriar el burro.
¿Ve usted? Una mujer
sola no es capaz de nada. Como yo, antes de que vinieras.
¿La llevo a su casa?
—preguntó él.
—No, claro que no. Nunca volveré allí
—Entonces yo escogeré el rumbo.
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