Sinopsis:
Esta es la segunda de las novelas biográficas
firmadas por Bernabé Alatorre Ríos que estamos publicando. Ahora se vislumbra
el mundo maravilloso de la artista Remedios Varo, uno de los nombres de
destaque en el Surrealismo. De acuerdo con la visión del crítico Ricardo
Echávarri, “Vida y obra de Remedios Varo se recrean, de manera magistral, en
esta novela-ensayo de Bernabé Alatorre Ríos. Se trata de un relato audaz, que
reúne como un rompecabezas una vida de novela como fue la de esta inigualable
pintora surrealista. […] Su niñez en Anglés, con su secreto pasado Cátaro, las
dos guerras –la Civil de España, la gran Guerra de Europa– que presencia y
sufre, su luminoso exilio en México, tierra promisoria de libertad, su ascenso
al azur pictórico son piezas que Bernabé Alatorre Ríos coloca con maestría en
su alquímico retrato de Remedios Varo.” Bernabé Alatorre Ríos (México, 1949) es
narrador y ensayista, autor de cuentos y novelas biográficas. En 2009 ha
publicado la novela Mi vida es un desastre. 2018 fue la vez de sorprender a sus
lectores con Seclusia, un relato sobre el jardín surrealista de Xilitla, de
Edward James. Anglés es un viaje fascinante por la vida y obra de esa magnífica
artista.
Reseña:
"México es el país más surrealista del mundo"
Se trata de una mujer que, al principio no tenía tanta destreza, o más bien, le faltaba confianza en sí misma, y a sus ojos, con el tiempo, fue limando ese diamante que ella consideraba talento hasta convertirse en una gran pintora. Llegó a México huyendo de su país, por la época en la que se encontraba Europa y se enamoró de México, quien, con sus tradiciones, gastronomía y gente, le abrió los brazos cual si fuera una hija más de sus tierras.
Tímida en sus pinturas, llegó a posicionarse como una de las mejores surrealistas de su época, a la par de Leonora Carrington.
Conocí a Remedios Varo, allá por el 2012 en una
exposición de altares de muertos en las islas de la UNAM, precisamente el tema
era el surrealismo de esta pintora y desde que vi las obras, algunas en
pintura, otras en escultura, me llamaron la atención. Ese espectáculo nocturno
me pareció sacado de mis más profundos sueños. Pese a lo anterior, no
investigué más sobre la pintora. Este libro me cayó del cielo en ese aspecto.
Se trata de una mujer que, al principio no tenía tanta destreza, o más bien, le faltaba confianza en sí misma, y a sus ojos, con el tiempo, fue limando ese diamante que ella consideraba talento hasta convertirse en una gran pintora. Llegó a México huyendo de su país, por la época en la que se encontraba Europa y se enamoró de México, quien, con sus tradiciones, gastronomía y gente, le abrió los brazos cual si fuera una hija más de sus tierras.
Tímida en sus pinturas, llegó a posicionarse como una de las mejores surrealistas de su época, a la par de Leonora Carrington.
Frases:
“Yo soy otra”, se repetía a sí misma a menudo, cuando
recordaba que su madre perdió una bebé antes de tenerla a ella.
los alumnos con iniciativa como ella no eran bien vistos por
los docentes.
A los doce años pinté mi primer cuadro, el de mi abuelita
(que se ha perdido), y encontré una actitud comprensiva por parte de mi padre,
me llevó a la Escuela de Artes y Oficios, más tarde pasé a la Escuela de Bellas
Artes de Madrid.
En sus lienzos desahogaba la frustración que cada día era más
insoportable por vivir al lado de Gerardo. No se sentía libre y ella amaba la
libertad.
Les recomendaron El Gran Café de la Parroquia. Tomaron un
tranvía y llegaron al lugar indicado. Era uno de los restaurantes más antiguos
de Veracruz, inaugurado en 1808.
Dalí también visitó México y en uno de sus arrebatos advirtió
que: “Jamás regresaría a éste, un país más surreal que mis pinturas”.
Max Ernst fue detenido por los nazis y Leonora jamás lo pudo
olvidar. Su ausencia la martirizó y cayó en la depresión, su padre la internó
en un hospital psiquiátrico en Santander donde, meses después, escapó y con la
ayuda de Renato Leduc logró salir de España para llegar a México.
Remedios sentía sensación y ansiedad por descubrir el
significado de los sueños.
Zoé Valdés, De cada pintura de Remedios se puede escribir una
novela.
Vivía sola, no le preocupaba la soledad porque así sentía que
era libre, amaba la libertad.
y es que en lugar de ver lo que deseaba pintar, lo recordaba.
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