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domingo, 21 de junio de 2020

Marianela - Benito Pérez Galdós




Sinopsis:

"Marianela" es una de las muchas obras que muestran la grandeza de espíritu del género humano, no obstante, pocas logran realizar el profuso escrutinio que realiza Galdós en el corazón de sus personajes. Marianela, "Nela", joven huérfana y de pobres atributos físicos, sirve de lazarillo de Pablo, joven ciego y de cómoda posición social, de quien se enamora. Pablo, que sólo conocía el mundo a través de las descripciones que de él hacía Nela y de las abundantes lecturas que le hacía su padre y que Pablo recibía con avidez, jura a Nela que sus sentimientos hacia ella eran los mismos. Bajo la promesa de una vida juntos, Nela se entrega a la construcción de las más cándidas fantasías de vivir a su lado.
La vida trágica de la muchacha Nela, fea y deforme, enamorada del ciego Pablo a quien sirve de lazarillo, es el hilo conductor sobre el que se entrelazan tres temas: la ceguera y su posible cura, la relación sentimental y la situación socioeconómica. La maestría del escritor canario se demuestra en la articulación narrativa de las oposiciones principales: belleza física y belleza moral; industria y agricultura, el hoy y el ayer; cultura y naturaleza. La relación del ciego con su lazarillo ha quedado como una de las más bellas surgidas de la pluma de Galdós.     

   Reseña:

Una de las historias más tristes que he leído y no me hizo llorar.

Cuando el oscurantismo confluye con la pobreza, pocas cosas buenas se pueden esperar.

La Nela es una niña-mujer que vive como un animalito, sin familia, pobre y en plena relación con la naturaleza que le rodea. Le han hecho creer que no sirve para nada, por lo que su sorpresa y felicidad fue grande al poder ser el lazarillo de un joven adinerado y ciego.

Con el tiempo y las conversaciones cotidianas ambos se enamoran, hasta que llega una persona al pueblo. Se trata de un oftalmólogo, pariente del ingeniero, quien hace un examen exhaustivo del amo de Nela y descubre que puede devolverle la vista.

Pobre Nela, preocupada porque su amo ya no la va a querer más, no sabe si sonreír o llorar. Ella se considera fea y sin ningún chiste. Cómo por obra milagrosa, el joven Pablo recupera la vista para darse cuenta que su prima es muy hermosa y decide casarse con ella.

¿Qué pasa con la pobre Nela? Moribunda y viviendo en las calles, termina ante los ojos de su amado.

Vale la pena leer el final.
 

Frases:


En el terreno filosófico se produce el desarrollo del positivismo de Comte, que, frente al idealismo, defendía la experiencia y los hechos comprobables como base del conocimiento.

Revolución de Septiembre del 68, llamada también «La Gloriosa»,

Pues lo comparo a los pensamientos del hombre perverso. Aquí se representa la intuición del malo cuando penetra en su conciencia para verse en toda su fealdad.

El día en que semejante ser tuviera una idea propia se cambiaría el orden admirable de todas las cosas por el cual ninguna piedra puede pensar.

—Eso lo dicen la fe y la razón, querida Nela. Tu imaginación te hace creer mil errores. Poco a poco yo los iré destruyendo, y tendrás ideas buenas sobre todas las cosas de este mundo y del otro.

—Que estoy en el mundo para ser tu lazarillo, y que mis ojos no servirían para nada si no sirvieran para guiarte y decirte cómo son todas las hermosuras de la tierra.

—Dime, Nela, ¿y cómo eres tú? La Nela no dijo nada. Había recibido una puñalada.


les estáis viendo, sí..., nunca se os ocurre infundirles un poco de dignidad haciéndoles saber que son seres humanos, dándoles las ideas de que carecen; no se os ocurre ennoblecerles, haciéndoles pasar del bestial trabajo mecánico al trabajo de la inteligencia; les veis viviendo en habitaciones inmundas, mal alimentados, perfeccionándose cada día en su salvaje rusticidad y no se os ocurre extender un poco hasta ellos las comodidades de que estáis rodeados... ¡Toda la energía la guardáis luego para declamar contra los homicidios, los robos y el suicidio sin reparar que sostenéis escuela permanente de estos tres crímenes!

Para que mi hermano tuviera medicinas fue preciso que yo me quedara sin ropa. No pueden andar juntas la farmacopea[171] y la indumentaria.

Parece que la humanidad perdía la salud sólo por darme trabajo...

hagámosle hombre: ése es el deber de la ciencia; traigámosle del mundo de las ilusiones a la esfera de la realidad, y entonces sus ideas serán exactas, tendrá el don precioso de apreciar en su verdadero valor todas las cosas.

La oscuridad de sus ojos es la oscuridad de mi vida; esa sombra negra ha hecho tristes mis días, entenebreciéndome el bienestar material que poseo.

ya que vas a hacer el milagro de darle vista, hazme hermosa a mí o mátame, porque para nada estoy en el mundo.

Antes que consentir que me vea, ¡Madre mía!, me enterraré viva, me arrojaré al río... Sí, sí: que se trague la tierra mi fealdad. Yo no debí haber nacido.»

Daré mis ojos porque él vea con los suyos,

La misma figura de niña con alma y años de mujer.»

Miraba de reojo don Manuel a su hija, cual si no se hallara completamente satisfecho de los progresos de ella en el arte de la buena educación

Nela, amiga de mi corazón, ¿no sabes lo que mi padre me ha dicho anoche?...: que si recobro la vista me casaré con Florentina.

Es preciso ofrecerle también aquella limosna que vale más que todos los mendrugos y que todos los trapos imaginables, y es la consideración, la dignidad, el nombre.

las mujeres no necesitan tantas sabidurías como nosotros los señores médicos.

La geología había perdido una piedra y la sociedad había ganado un hombre.

—Yo creo que después que uno se muere tiene lo que aquí no puede conseguir... Si no, ¿por qué nos está llamando la muerte a todas horas?

hay una porción de dones más estimables que el de la hermosura, dones del alma que ni son ajados[239] por el tiempo ni están sujetos al capricho de los ojos.

Bendito sea Dios que te crió, mujer hechicera, compendio de todas las bellezas... Pero si después de criar la hermosura, no hubiera criado Dios los corazones, ¡cuán tonta sería su obra!... ¡Luz, luz!

Mi padre, a quien he confesado mis errores, me ha dicho que yo amaba a un monstruo... Ahora puedo decir que idolatro a un ángel. El

Señora, yo soy un carpintero de los ojos, y nada más.

Averiguada la verdad, de ella resultó este libro.



Puedes leerlo aquí




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