Sinopsis:
Borrosa es la imagen que tenemos de
las soldaderas, los rostros indiferenciados de un coro que realza, por
contraste, las bien iluminadas batallas y atrocidades de sus hombres. Sin
embargo, ellas también fueron protagonistas de la Revolución Mexicana: sustento
físico y moral de los ejércitos, arrojadas a las turbulencias de la guerra por
su lealtad, su valentía o un futuro hecho pedazos tras el rapto y la violación,
sin ellas quizá habrían sido otras las páginas de nuestra historia. Elena
Poniatowska, siguiendo el rastro de mujeres guerreras que inicia con la gesta
de la Coyolxauhqui, rescata del polvo y el ninguneo la historia viva de las
soldaderas, cientos de Adelitas y Valentinas cuyo destino no sería tan ideal
como los corridos que las cantan y que, valientes, rabiosas, leales y
trabajadoras, se sumaron -con un rostro que a medias recuerda a la virgen
inmaculada, a medias a la bruja salvaje y viciosa- al atroz himno de sangre y
muerte con que se construyó la historia de nuestra revolución.
Reseña:
Una
investigación documentada con fotografías del archivo Casasola.
Se muestra la cara de la revolución que se conocía pero que se ignora, la cara de la Adelina, la soldadura, la mujer con su rifle y su comal, preparada para las necesidades de su hombre.
Mujeres que fueron violentadas, robadas de sus comunidades para satisfacer los deseos sexuales de los revolucionarios, de cualquier frente. Mujeres que después no tuvieron otro recurso que seguir a esos hombres o enlistarse como hombres en el ejército. Mujeres que vieron tripas, cestos y toda clase de imagen sangrienta. Que fueron veneradas y muertas por sus líderes, que soportaron grandes jornadas al sol.
Mujeres que perdieron a sus hijos por las malas condiciones del camino, de la vida de ejército.
No hay para
ellas, la gloria de Villa, o el reconocimiento de Zapata, para ellas solo
existe la sombra. Condenadas a estar ahí para siempre, a menos que alguien más
sepa sus nombres, sepa quiénes son: Petra Herrera, Beatriz González Ortega,
Angela Jiménez o Jesusa Palancares.
Mujeres obligadas
en su mayoría a seguir una vida de carencias, la vida del revolucionario.
Obligadas a cambiar de hombre, en cuanto su hombre moría, por protección. Mujeres
que al final de la revolución terminaron viviendo en la miseria, porque el
gobierno no quiso apoyarlas, mucho menos darles la pensión que correspondía a
sus revolucionarios difuntos.
Un capítulo oscuro
de la historia de México, que quedará ahí, olvidado, aunque Posadas o Rivera lo
hayan pintado, no fueron una o dos, fueron miles de mujeres que dieron su vida
por su patria.
Fotografías:
No hay comentarios:
Publicar un comentario