Sinopsis:
Días sin ti
es una historia de complicidad a través del tiempo, la de una abuela y su
nieto. Dora, maestra en tiempos de la República, comparte con Gael la historia
que la ha llevado a ser quien es. Con ternura, pero con crudeza, confiesa sus
emociones a su nieto escultor, un joven con una sensibilidad especial, y le
brinda, sin que éste lo sepa todavía, las claves para reponerse de las heridas
causadas por un amor truncado.
A través de la reflexión y de lo que enseña la melancolía, esta novela transita esos caminos por los que todos, en algún momento, tenemos que pasar para comprender que la vida y el amor son sublimes precisamente porque tienen un final.
Reseña:
Inicié esta lectura porque ya había conocido,
por sus escritos de poesía, a Elvira Sastre y me agradó bastante Baluarte.
Pensé que sería una buena oportunidad explorar sus letras, ahora en prosa y
plasmadas en esta novela.
El libro narra dos historias en
paralelo, la historia de Dora y la de Gael, su nieto, ambas de amor. Ella platica
sobre su vida como maestra y cómo estando en este trabajo, conoce al amor de su
vida, un joven alumno al que le lleva varios años, todo esto por supuesto, y
visto desde mi punto de vista, ya que alguna vez fui docente, va en contra de
la ética profesional, ya desde ahí no se si estamos mal. Al mismo tiempo, Gael
tiene una relación de sexo casual con la modelo de su clase de escultura, quien
es una persona muy abierta al mundo de la aventura y cero posibilidades de entablar
una relación con alguien, de entrada, sabemos que él va a sufrir, porque está
tan convencido que el amor existe, que no ve las señales. Pretende tener una
historia de amor como la de sus abuelos.
En fin, la abuela es una especie de
gurú del romanticismo, y a menudo, sino es que todo el libro, se la lleva
hablando hábilmente de lo que es el amor, ella lo sabe todo, y la autora ha hecho
que muchas palabras combinen para que al final, el libro sea un cúmulo de
frases bonitas pero que no terminan de convencerte, porque, seamos honestos, en
la vida real nadie habla así. Tal vez desde el mundo del narrador si se pueda, por
aquello del omnipresentismo, pero ¿en un personaje?
No termina de convencerme, la verdad
es que, su prosa es buena, pues maneja muchas palabras y sabe utilizarla para,
como ya dije, crear frases hermosas (tal vez sea por su alma de poeta), pero no
sabe llevar bien la historia, que se torna aburrida y lineal. Aunado a que
quiso calzar a la fuerza sus frases de Baluarte en el libro, “día uno sin ti…”
pienso que debió iniciar un proyecto libre de sus trabajos anteriores.
Yo no lo recomiendo.
Frases:
Guardaba su foto con recelo y
cuidado, como si fuera la única prueba de una vida no resuelta
Es curioso pensar cuánto dura una vida
y qué poco lleva contarla.
Sólo los que van a contracorriente
consiguen llegar a su destino;
En estos tiempos, la universidad es
un paso obligado que, en ocasiones, no te lleva a ninguna parte.
Era de ese tipo de personas que se
adelantan a lo malo, que antes de que les alcance la pena ya están en otro
sitio.
Ojalá pudiera ahora regresar a aquel
momento y darme la vuelta, marcharme corriendo de aquel taller con suelos de
madera y paredes de ladrillos anaranjados.
He vuelto tantas veces a aquel
instante que temo que no sea cierto…
Tenía unos ojos tan grandes como las
heridas que el frío causaba en mis manos
Hay personas que son como un destello
e inundan los lugares que ocupan y los corazones de los individuos que las
miran.
Observarla era como escuchar mi
canción favorita en directo.
Los grandes triunfos de la historia
se han conseguido a pesar de que alguna vez alguien los quiso impedir, ¿no es
así?
Apenas nos conocíamos y, sin embargo,
parecía que, al menos en sueños, no podíamos soltarnos.
lo que hoy parece imposible, mañana
será un sueño cumplido.
El amor es así, no es un camino llano
y simple, sino que está lleno de piedras. Es un acantilado con vistas
preciosas, créeme, pero da vértigo por la altura.
sólo quien es capaz de contemplar de
frente una herida ajena puede convivir con la propia.
sólo hay una forma de superar un
miedo, y no es corriendo ni quedándose quieto; hay que mirarlo de frente,
ponerle un nombre y hablar con él hasta comprenderlo.
Tardé tiempo en darme cuenta de que
nadie necesita que lo salven, de que sólo uno es capaz de salvarse a sí mismo.
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