Sinopsis:
¿Crees que
conoces la historia de La sirenita? Tal vez deberías pensarlo mejor...
En el fondo del mar, a cierta distancia de la fría costa irlandesa, vive Gaia, una joven sirena que sueña con liberarse de un padre autoritario. La primera vez que sube a la superficie
se siente atraída por un chico humano y anhela unirse a su mundo sin preocupaciones, pero ¿cuánto tendrá que sacrificar?
En el fondo del mar, a cierta distancia de la fría costa irlandesa, vive Gaia, una joven sirena que sueña con liberarse de un padre autoritario. La primera vez que sube a la superficie
se siente atraída por un chico humano y anhela unirse a su mundo sin preocupaciones, pero ¿cuánto tendrá que sacrificar?
¿Qué deberá hacer la sirenita para encontrar su voz?
Un libro con trasfondos profundamente sombríos, lleno de rabia y gritos de arenga: una narración extraordinaria.
Una nueva visión del cuento de hadas de Hans Christian Andersen a través de una incisiva mirada feminista, dotada de un estilo deslumbrante y agudo y de la habilidad para construir mundos que le han conseguido a la autora legiones de leales admiradores
Reseña:
Una historia
adaptada a la realidad de la mujer. Supeditada a lo que diga el padre, el
esposo. Las sirenas solo deben ser bellas, no tienen voz, deben ser esbeltas. Y
no existe ninguna que quiera rebelarse contra ese sistema, o que se haya
revelado, al menos eso es lo que dice el rey, y lo que él dice es ley
incuestionable.
Gaia, es hija del rey y desea con todas sus fuerzas conocer el exterior. Sabe que los humanos son malos porque mataron a su madre, y por ello, tiene prohibido hacerlo, hasta los 15 años... Un día después de su cumpleaños sube a la superficie y se enamora de Oliver, el resto, es más o menos lo mismo, sin embargo, algunas cosas si han cambiado.
El padre de la
sirena es un tirano, machista y homófobo, un anciano que se casó con una
jovencita a quien estuvo acosando desde los doce años, no es de extrañarse que
la madre de Gaia haya huido al mundo de los humanos, aunque, claro, eso es lo
que dice el padre.
Gaia deja todo
para ir a ver a Ceto (La chica mala Ceto, es una mujer gorda que va en contra
de todos los estereotipos del reino, tiene demasiada importancia en la vida del
rey) y pedirle que le cambie su cola por un par de piernas, es así que se despoja
de lo más preciado que tiene: su voz.
Pasan los días y
descubre que realmente no conoce bien a Oliver y ya no sabe si su sacrificio haya
valido la pena.
Leerlo vale la pena, doy cuatro estrellas porque a veces si es un poco exagerado el monólogo de la protagonista al final.
Frases:
Nunca me han permitido hablar mucho.
A mi Padre no le gustan las chicas curiosas, así que me mordí la lengua y
esperé.
Las rusalcas cantan tan bien…
Soy el diamante en la corona de mi
Padre, y está decidido a usarme como tal.
A una mujer no le conviene hacer
demasiadas preguntas.
Las rusalcas son peligrosas. No son
como nosotros.
La versión de nuestra abuela era más
compasiva. «Las rusalcas son desdichadas —nos decía—. Les han hecho daño, y por
eso atacan. Sed amables».
Las rusalcas llevan en estos mares
tanto tiempo como los sirenos, pero ellas no están hechas de sal. En otro tiempo
fueron humanas, pero pecaron. Las castigaron, como se debe hacer con las
mujeres inmorales, y murieron llorando, con sollozos atrapados en la garganta,
y les arrancaron la vida del pecho.
—En ese caso, tenemos suerte de
contar con Zale —contesto—. Lo que más le gusta es controlar a las mujeres.
Me irrita oír hablar así de mi madre,
pero me contengo. «La ira no resulta atractiva en las mujeres», asegura mi
Padre.
Todavía recuerdo la noche del baile,
cuando fue evidente que pronto se convertiría en la más bella de vuestras
hijas. Supe entonces que debía ser solo mía. Yo también me acuerdo de esa
noche. Acababa de cumplir doce años.
«Nadie sale victorioso en una
guerra».
Este año han nacido más niñas que
nunca. Siento el impulso de advertirles que tengan cuidado. De aconsejarles que
se alejen nadando al alba.
—Muirgen, he dicho que ya basta. El
Rey del Mar nos contó lo que ocurrió. Su palabra es la ley.
Que una mujer desee más de lo que
puede tener solo ocasiona dolor y pérdida
—Bueno, no sabemos qué le pasó
después de que la capturaran. Solo sabemos lo que Padre nos ha contado. —Y con
eso basta. Su palabra es la ley, idiota. ¿Te has vuelto completamente loca?
Nunca le han gustado los
«sentimientos», y menos aún en las mujeres. Él lo denominaba «histeria».
¿Por qué habría de ofenderme? Que te
llamen gorda no es un insulto, sirenita. Tiene tan poca importancia como que te
llamen flaca.
Vivo en la oscuridad porque allí
puedo ser yo misma, y ser una misma es lo más importante que puede hacer
cualquier mujer. —Ladea la cabeza—. Pero hace falta
Los hombres inseguros suelen sentirse
amenazados por las mujeres poderosas.
Puedes leerlo aquí
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