Sinopsis:
«Florentino Ariza... no
había dejado de pensar en ella un solo instante después de que Fermina Daza lo
rechazó sin apelación después de unos amores largos y contrariados, y habían
transcurrido desde entonces cincuenta y un años, nueve meses y cuatro días.»
Ambientada entre 1880 y los años treinta, en una ciudad portuaria innombrada,
pero que se ha identificado con la legendaria Cartagena colombiana, donde
Gabriel García Márquez escribiera sus primeros textos, la apasionada historia
que aquí se cuenta está entre las más recordadas de la literatura
contemporánea.
En una
sociedad enfrentada entre el convencionalismo y la vanguardia, la costumbre y
el progreso científico, el romance de Florentino Ariza y Fermina Daza está
destinado a permanecer en la memoria de sus lectores en un tiempo idílico.
Reseña:
Un libro muy acorde a la vida real. Gabriel hace de nueva cuenta, de las
suyas.
Al principio me pareció una historia un tanto lenta, y a veces aburrida, pero a medida que se va avanzando en ella, el lector puede darse cuenta de que se trata de una obra maestra, como todo lo que este autor ha hecho.
Un triángulo amoroso imperfecto (Porque no existe infidelidad) es lo que se ha plasmado con tinta, Fermina Daza, Juvenal Urbino y Florentino, son los tres protagonistas, no durante todo el libro sino a ratos, ya que a cada uno se le ha destinado su propio momento, con mucho esmero por parte del autor.
Lo que sí, no me ha gustado mucho es hasta dónde puede llegar una persona por amor, es decir ¿en qué punto en amor se convierte en una obsesión? Nunca había leído algo parecido, una historia donde uno pierde, y que, a pesar de saberse vencido, sigue creyendo que puede ser vencedor. Que toda una vida confluya en la espera de la muerte de alguien más, que la felicidad penda de ello como la vida misma.
Fermina Daza
es una jovencita con su traje de colegiala y arrebatos de niña, a quien se ve
madurar de forma rápida e ininterrumpida; una mujer que ha debido tomar decisiones
en favor de sí misma y de lo que la sociedad de su entorno le dicta.
Florentino
Ariza, un joven sin brillo, alguien sin importancia para nadie, pero con un
talento nato y oculto, el cual no es su afición a tocar el violín o su gusto
por redactar escritos para enamorados, sino su temple y voluntad de hierro para
alcanzar lo que quiere. Un ser sin chiste, como un gusano que se transforma en
mariposa, y anda de conquistador prudente (pues guarda celosamente las apariencias).
A él no le importan las edades de las mujeres que lleva a la cama, pues a todas
las mira iguales entre sí y ninguna como su Fermina Daza.
Juvenal Urbino,
un joven médico que acaba de llegar de París, donde estudiaba medicina. Se gana
el corazón de Fermina Daza, convirtiéndose en su esposo y padre de sus hijos.
Una persona memorable por sus causas de apoyo a la comunidad.
Amores contrariados, como los llama el autor, aquellos que no corresponden en diferentes tiempos; esa es la frase que ronda por todo el libro desde el principio hasta el final y es la frase que resume esta historia.
Frases:
“ERA
inevitable: el olor de las almendras amargas le recordaba siempre el destino de
los amores contrariados...”
“—Tenía
entendido que este hombre era un santo —dijo.
—Algo todavía más raro —dijo el doctor
Urbino—: un santo ateo. Pero esos son asuntos de Dios”.
“… el
comisario descubrió entre los papeles del escritorio un sobre dirigido al
doctor Juvenal Urbino, y protegido con tantos sellos de lacre que fue necesario
despedazarlo para sacar la carta.”
“Decía: «El
bisturí es la prueba mayor del fracaso de la medicina». Pensaba que con un
criterio estricto todo medicamento era veneno, y que el setenta por ciento de
los alimentos corrientes apresuraban la muerte. «En todo caso —solía decir en
clase—, la poca medicina que se sabe sólo la saben algunos médicos.»”
«Cada quien
es dueño de su propia muerte, y lo único que podemos hacer, llegada la hora, es
ayudarlo a morir sin miedo ni dolor».
Pero si algo
habían aprendido juntos era que la sabiduría nos llega cuando ya no sirve para
nada.
«La gente que
uno quiere debería morirse con todas sus cosas».
“—Contéstale
que sí —le dijo—. Aunque te estés muriendo de miedo, aunque después te
arrepientas, porque de todos modos te vas a arrepentir toda la vida si le
contestas que no.”
“Era todavía
demasiado joven para saber que la memoria del corazón elimina los malos
recuerdos y magnifica los buenos, y que gracias a ese artificio logramos
sobrellevar el pasado”
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