Sinopsis:
«La lápida
saltó en pedazos al primer golpe de la piocha, y una cabellera viva de un color
de cobre intenso se derramó fuera de la cripta. El maestro de obra quiso
sacarla completa con la ayuda de sus obreros, y cuanto más tiraban de ella más
larga y abundante parecía, hasta que salieron las últimas hebras todavía
prendidas a un cráneo de niña.»
En el
esplendor y decadencia de la América esclavista del siglo XVIII se escribió la
historia de Sierva María de Todos los Ángeles, la marquesita recluida en un
convento donde enfrentará el prejuicio y la ignorancia de su tiempo, los
horrores de la Inquisición y de la enfermedad incurable, y el dolor inagotable
del amor sin esperanza.
Su leyenda
desbordante de magia trascenderá los siglos para cuestionar la naturaleza de la
fe, de la pasión y aun la opresión definitiva de la muerte.
Reseña:
Es increíble
como una historia puede desarrollarse en torno a una leyenda y a un
acontecimiento laboral.
No cabe duda
que Gabriel García Márquez, siempre sorprenderá por su capacidad de creación
literaria.
El libro se
centra en lo que parece ser un caso fortuito: la mordida de un perro en el
talón de una pequeña niña- adolescente llamada Sierva María de todos los
Ángeles, a quien sin pensar, acaba de cambiarle la vida radicalmente.
Sus padres, desde
pequeña la dejaron a cobijo de la providencia, desobligándose a todas luces, de
su educación; esté hecho la llevó a tener una relación muy cercana con los
esclavos que pertenecían a la servidumbre de su casa.
Aprendió varios dialectos y a veces, solo se comunicaba por medio de ellos: dormía entre los esclavos haciéndose una sola con ellos.
Aconteció que no fue la única en recibir dicha mordida, sino que además de ella fueron varios los desafortunados que terminaron con severos casos de rabia. Es por ello que el marqués, luego de averiguar la condición de su hija (quien rebosaba de vitalidad y salud), decidió, por orden del sacerdote de la región, internarla en un convento.
Después de esto, la joven pasó de ser un espíritu libre a una condenada por el Santo Oficio y destinada al confinamiento debido a su inminente posesión. A pesar de todo, ella conocerá el dolor del corazón, ese que no tiene cura, causado por un amor prohibido.
Vale la pena leerlo hasta el final.
Frases:
“Tenía la
mala fama de ser remiendavirgos y abortera”
“Ella, cocotóloga
insigne, le mandaba mensajes en palomitas de papel. Él aprendió a leer y escribir
para corresponder con ella, y ese fue el principio de una pasión legítima que
nadie quiso entender”
“Al regreso
del cementerio lo sorprendió una nevada de palomitas de papel sobre los
naranjos del huerto. Atrapó una al azar, la deshizo, y leyó: Ese rayo era mío.”
“Así se
reanudó una amistad prohibida que por lo menos una vez se pareció al amor.
Hablaban hasta el amanecer, sin ilusiones ni despecho, como un viejo matrimonio
condenado a la rutina. Creían ser felices, y tal vez lo eran, hasta que uno de
los dos decía una palabra de más, o daba un paso de menos, y la noche se pudría
en un pleito de vándalos que desmoralizaba a los mastines.”
“Ella le
preguntó por esos días si era verdad, como decían las canciones, que el amor lo
podía todo. «Es verdad», le contestó él, «pero harás bien en no creerlo»”
“La ayudó en
la liturgia del dormitorio con una torpeza de papá prestado. Le puso al revés
la camisa de dormir y ella tuvo que quitársela para ponérsela al derecho.”
“El precioso
artesonado de maderas nobles, que se repetía en los cielos de todo el convento,
había sido construido por un artesano español que le dedicó media vida por el
derecho de ser sepultado en una hornacina del altar mayor. Allí estaba,
apretujado tras las losas de mármol con casi dos siglos de abadesas y obispos,
y otras gentes principales.”
“Habló de
Yucatán, donde habían construido catedrales suntuosas para ocultar las
pirámides paganas, sin darse cuenta de que los aborígenes acudían a misa porque
debajo de los altares de plata seguían vivos sus santuarios. Habló del
batiburrillo de sangre que habían hecho desde la conquista: sangre de español
con sangre de indios, de aquellos y estos con negros de toda laya, hasta los
mandingas musulmanes, y se preguntó si semejante contubernio cabría en el reino
de Dios.”
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