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sábado, 16 de marzo de 2019

Las indómitas - Elena Poniatowska



Sinopsis:
La sociedad actual libra distintas luchas, entre ellas la de las mujeres, aquellas que alzan la voz desde sus trincheras y desconocen la idea de rendirse.
En medio de la multitud se distinguen las que van a contracorriente: madres, combatientes, escritoras, trabajadoras domésticas; mujeres antes y después de todo. 

Las indómitas rinde tributo al rostro anónimo de las mujeres que lucharon en la Revolución, a la inconfundible Jesusa Palancares y al silencio de las mujeres del servicio. Alberga la esencia de Nellie Campobello, Josefina Vicens y Rosario Castellanos, quienes se abrieron paso en una época literaria dominada por hombres. Mientras que la desaparición de Alaíde Foppa representa la dura realidad latinoamericana, la lucha imperecedera de Rosario Ibarra de Piedra da voz a las madres de desaparecidos y la causa feminista de Marta Lamas replantea lo que significa ser mujer en el siglo XXI.

A través de esta recopilación de ensayos, el lector se sumerge en la vida de las indómitas, muchas veces olvidadas, pero nunca silenciadas: «Elena Poniatowska ha contribuido como pocos escritores a darle a la mujer papel central, pero no sacramental, en nuestra sociedad», Carlos Fuentes.



Reseña:

Llama mucho la atención el título “Indómitas”, que va muy acorde con el tema del libro, dándonos un adelanto de los ensayos que se desarrollarán entre sus páginas.
“Las Indomables” son mujeres comunes, mujeres mexicanas y extranjeras que a lo largo de su existencia han tratado de hacer la diferencia, de pelear por lo que consideran correcto.
En este libro, a ojo de la autora, se van trazando las historias de siete mujeres:    

1.- Jesusa Palancares, revolucionaria que se ha quedado sola, viviendo en la pobreza sin el esplendor que merece.
2.- Nellie Campobello, que al parecer, era hija de Pancho Villa. Creadora del libro “Cartucho”, que tuvo trascendencia en las creaciones Rulfianas.
3.- Josefina Vicens, considerada una de las mejores escritoras de México, autora del libro.
4.- Rosario Castellanos, una escritora menospreciada por la sociedad de su entorno histórico.
5.- Alaide Foppa, una activista que pereció en Colombia.
6.- Rosario Ibarra de Piedra, una madre que se transformó en luchadora social.
7.- Marta Lamas, figura importante del feminismo en México.

Y dos ensayos más, dedicados a Las Soldaderas y a las trabajadoras domésticas en: Se necesita muchacha.

De acuerdo al orden de los mismos, al iniciar la lectura, parece que Elena pretende llevarnos por el camino de la historia mexicana, a esos días sangrientos y mágicos de la revolución. Mujeres ataviadas con trajes de hombre, fumándose una cajetilla de cigarro diaria y lanzando malas palabras al viento, es una imagen provocadora de la mujer del México antiguo, una imagen que nos da aliento y a las lectoras hasta ganas de estar entre la pólvora, recorriendo el norte de México, nos dan.

Pero, digo, “parece que Elena pretende” porque después de eso, el panorama cambia, llevándonos a conocer la historia de Nellie Campobello, quien, en cierto modo está ligada al tema revolucionario, pues su padre la acercó a este movimiento desde pequeña. Sin embargo, el trazo de Elena se va desdibujando para transmutarse en un libro feminista.

Casi todas las historias tienen ese toque de injusticia, las mujeres olvidadas, las mujeres que lucharon contra los cañones de sus épocas. No termina de gustar el cambio, además del último ensayo que parece hecho con prisa y carece de contenido interesante.

Es un buen libro, si se requiere de aprendizaje histórico-cultural. Maneja muchas fechas, personalidades, autores y episodios importantes.

Frases:
“Cuando le conté con emoción que del Hotel Regis en la avenida Juárez habían desenterrado y sacado de los escombros a una pareja muerta, abrazada, las dos bocas unidas, y sentencié que así deberían morir todas las mujeres, con un hombre encima, y que qué bueno que en vez de correr a la hora del temblor habían decidido morir uno en los brazos del otro, me gritó que no fuera pendeja, que por eso me iba como me iba”
“Rosario murió de la manera más absurda al tratar de conectar una lámpara en su casa de Israel. La descarga eléctrica la mató y falleció solita a bordo de la ambulancia que la llevaba al hospital. Nadie la acompañó. Al irse se llevó <<su modo de ser río, de ser aire, de ser adiós y nunca>>. En Israel le rindieron grandes honores. En México, la enterramos bajo la lluvia en la Rotonda de los Hombres Ilustres”
 Calificación: 

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