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martes, 21 de julio de 2020

Circe - Madeline Miller




Sinopsis:

CIRCE. UNA HEROÍNA. UNA HECHICERA. UNA MUJER QUE ENCUENTRA SU PODER.
CAERÁS BAJO SU HECHIZO.
En el palacio de Helios, dios del sol y el más poderoso de los titanes, nace una niña. Pero Circe es una niña rara: carece de los poderes de su padre y de la agresiva capacidad de seducción de su madre. Cuando acude al mundo de los mortales en busca de
compañía, descubre que sí posee un poder, el poder de la brujería, con el que puede transformar a sus rivales en monstruos y amenazar a los mismísimos dioses.
Temeroso, Zeus la destierra a una isla desierta, donde Circe perfecciona sus oscuras artes, doma bestias salvajes y se va topando con numerosas figuras célebres de la mitología griega: desde el Minotauro a Dédalo y su desventurado hijo Ícaro, la asesina Medea y, por supuesto, el astuto Odiseo.
Pero también la acecha el peligro, y Circe concita, sin saberlo, la ira tanto de los humanos como de los dioses, por lo que acaba teniendo que enfrentarse con uno de los olímpicos más imponentes y vengativos. Para proteger aquello que ama, Circe deberá hacer acopio de todas sus fuerzas y decidir, de una vez por todas, si pertenece al mundo en el que ha nacido o al mundo mortal que ha llegado a amar.
Repleta de personajes de una intensidad inolvidable, con un estilo cautivador y un suspense apasionante, "Circe" es todo un logro narrativo, una embriagadora épica de las rivalidades familiares, las intrigas palaciegas, el amor y la pérdida, así como
una celebración de una fuerza femenina indómita en un mundo de hombres.

Reseña:


Si hubiera estado enamorada de él, habría salido huyendo; era mi rechazo el que lo hacía regresar una y otra vez.


Circe es una joven diosa que ha sufrido rechazos por parte de su familia. Su padre, el dios del Sol, se ha enfocado en sus otros hijos dejándola de lado. Ella crece con la necesidad de que alguien la ame. Es así como comienza su historia, se enamora de Glauco, un joven marino (humano) a quien, por medio de unas flores, logra transformar en un Dios marino, sin embargo, pese a esto, él no quiere estar con ella.

Al descubrirse bruja frente a su padre, es exiliada a una isla donde debe pasar el resto de sus días. Ahí conoce a Hermes quien le lleva los mejores chismes, pero después de mucho tiempo, finalmente conoce el amor. El héroe Ulises ha llegado a su isla a defender a sus hombres, pues Circe, cansada de los hombres que intentan violarla o robar sus tesoros, ha decidido convertir a todos los que encallen en su isla en cerdos.

De esa relación nacerán muchas historias que quedarán grabadas en nuestras memorias hasta estos días y los futuros. 


La Circe inmadura y preocupada, se transforma en una mujer madura y experimentada. Y es en base a este cambio que quedará liberada de su bella prisión, a la que regresará irremediablemente, como al hogar.  

La autora demuestra su amplio conocimiento de los dioses griegos y romanos, en este libro, confluyen todas esas historias que nos contaron o que leímos en la primaria. Historias que se quedarán grabadas en nuestros corazones.


Frases:

Los días de los dioses caen como el agua de una catarata, y aún no había aprendido el truco mortal de contarlos.

Me acordé de que mi padre me había contado una vez que en la tierra había hombres a los que llamaban astrónomos cuya tarea era consignar cuándo él aparecía sobre el horizonte y cuándo desaparecía en el ocaso.

Helios no se sometía más que a su propia voluntad, y nadie iba a decirle lo que tenía que hacer.

—¡Qué tonta es Circe! —soltó mi madre con una risa, plateada como el agua de un manantial derramándose por la roca.

los rencores de los dioses son tan inmortales como su carne,

Zeus lo está haciendo bastante bien, por ahora.

bajo la apariencia plácida y familiar de las cosas, hay otra cara que aguarda el momento de romper el mundo en pedazos.

Prometeo se ha vuelto loco con ese estúpido amor que tiene por los mortales.

Una acción osada y una actitud osada no son lo mismo.

toda mi vida había sido lúgubre y había transcurrido en las profundidades, pero yo no formaba parte de aquellas oscuras aguas; era una criatura inmersa en ellas.

la nada es el vacío absoluto, mientras que el aire lo llena todo. Es aliento, vida y espíritu, las palabras que pronunciamos.

Como recompensa, la criatura no conocería amistades ni amantes. Nunca vería la luz del sol, nunca podría caminar en libertad. Lo único que llegaría a gozar en toda su vida sería lo que le suministraran el odio, la oscuridad y sus dientes.


Ícaro, Dédalo, Ariadna. Todos se habían marchado a los campos oscuros en los que las manos no pueden trabajar más que el aire, donde los pies ya no se posan nunca más en el suelo.

¿A cuántos de nosotros nos concederían el perdón si se conociera lo que realmente albergan nuestros corazones?

En los dinteles de sus puertas está escrito Conócete a ti mismo. Pero yo había sido una extraña para mí misma, convertida en piedra sin que fuera capaz de señalar la razón.

Prefiero a una víbora honrada, que me ataca si la importuno y no antes.

Yo luché al lado de Aquiles. Estuve junto a Áyax, escudo con escudo. Sentí el impulso y el roce de sus grandes lanzas.

Yo era una hechicera dorada que no tenía pasado alguno.

Tienen arrugas, pero carecen de sabiduría. Los llevé a la guerra antes de que pudiesen hacer todas esas cosas que lo convierten a uno en un hombre cabal.

No había nadie como él, pero había alguien que había estado a su altura y ahora dormía en mi casa.

los dioses somos lo opuesto a la muerte.

—Eres sabia —dijo. —Si es así —dije—, es solo porque ya he hecho estupideces para llenar cien vidas.

Tenía arrugas alrededor de los ojos y más aún en el cuello. Cuando la gente nos veía, pensaban que yo era más joven. Pero, aunque pareciese mortal y sonase como una, yo era como un pez sin sangre. Desde mis aguas podía verlo a él y todo el cielo más allá, pero no podía cambiar de bando.

¿En qué momento se rompe un corazón? Pero un corazón roto no es suficiente, y yo era ya tan sabia como para saberlo.

Mi divinidad brilla en mí como los últimos rayos del sol antes de hundirse en el mar.

Antes pensaba que los dioses son lo opuesto a la muerte, pero ya veo que están más muertos que nada, pues son inmutables y no pueden tomar nada en sus manos.A veces los secretos se sienten como hiedras que te estrangulan.


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