Sinopsis:
«Podéis llamarlo
transformación. Metamorfosis. Falsedad. Traición. Yo lo llamo una educación.»
Uno de los libros más importantes del año según The New York
Times, que ya ha cautivado a más de medio millón de lectores.
Nacida en las
montañas de Idaho, Tara Westover ha crecido en armonía con una naturaleza
grandiosa y doblegada a las leyes que establece su padre, un mormón
fundamentalista convencido de que el final del mundo es inminente. Ni Tara ni
sus hermanos van a la escuela o acuden al médico cuando enferman. Todos
trabajan con el padre, y su madre es curandera y única partera de la zona.
Tara tiene un
talento: el canto, y una obsesión: saber. Pone por primera vez los pies en un
aula a los diecisiete años: no sabe que ha habido dos guerras mundiales, pero
tampoco la fecha exacta de su nacimiento (no tiene documentos). Pronto descubre
que la educación es la única vía para huir de su hogar. A pesar de empezar de cero,
reúne las fuerzas necesarias para preparar el examen de ingreso a la
universidad, cruzar el océano y graduarse en Cambridge, aunque para ello deba
romper los lazos con su familia.
Westover ha escrito una historia extraordinaria -su propia
historia-, una formidable epopeya, desgarradora e inspiradora, sobre la
posibilidad de ver la vida a través de otros ojos, y de cambiar, que se ha
convertido en un resonante éxito editorial.
** Mejor libro del año 2018 por Amazon.
La crítica ha dicho...
«Prodigioso libro de memorias [...] con prosa cristalina, lúcida distancia e incluso sentido del humor. [...] El dolor de esta soledad indescriptible, de la profunda herida de tener quedesgajarte de todo lo que has sido, palpita de manera estremecedora en el libro. La mayor heroicidad consiste en ser la única voz que dice basta».
Rosa Montero, El País
«Prodigioso libro de memorias [...] con prosa cristalina, lúcida distancia e incluso sentido del humor. [...] El dolor de esta soledad indescriptible, de la profunda herida de tener quedesgajarte de todo lo que has sido, palpita de manera estremecedora en el libro. La mayor heroicidad consiste en ser la única voz que dice basta».
Rosa Montero, El País
«Tara Westover ha
escrito un libro único,[...] un desnudo integral, bellísimo y estremecedor.
[...] Esa historia es tan grande, tan única y a la vez tan vital que se convierte
en una vibrante lección de superación. Desde el aislamiento, la opresión y la
ignorancia, hacia la construcción de una gran personalidad.»
Berna González Harbour, El País
Berna González Harbour, El País
«Westover se
reconstruyó a sí misma a través de la educación, pero en su fría dulzura laten
años de aislamiento salvaje que analiza con clarividencia.»
Ima Sanchís, La Vanguardia
Ima Sanchís, La Vanguardia
«Te atrapa, te
abraza, te golpea y te conmueve. Por muy distinta que sea tu vida de la de
Tara, su historia nos habla a cada uno de nosotros. Es imposible salir indemne
de su lectura.»
Javier Ruescas
Javier Ruescas
«Un descarnado
relato en el que muestra su metamorfosis.»
Luigi Benedicto Borges, El Mundo
Luigi Benedicto Borges, El Mundo
«El testimonio de
quien, para contar, se deja el alma en el alambre de espino de su propia
biografía.»
Karina Sainz Borgo, Zenda Libros
Karina Sainz Borgo, Zenda Libros
«Fascinante y
desgarrador. [...] [Westover] se las ha arreglado no solo para retratar una
educación de una excepcionalidad insuperable, sino también para hacer que su
situación actual no parezca excepcional en absoluto.»
Alec Macgillis, El Cultural de El Mundo
Alec Macgillis, El Cultural de El Mundo
«Testimonio
desgarrador, pero sin estridencias: [...] el relato de la traumática
adquisición de libertad mediante una apuesta por el conocimiento que implicó
sacrificar a los suyos se ha propulsado a las listas de lo mejor del año.»
CULTURAS de La Vanguardia
CULTURAS de La Vanguardia
«Un canto a la
educación y el conocimiento y las posibilidades de abrir los ojos al mundo. Un
texto que constituye una grata sorpresa.»
Qué Leer
Qué Leer
«Ningún libro me
había impactado tanto desde que hace diez o doce años quedé deslumbrado por La
carretera de Cormac McCarthy.»
Jaime Nubiola
Jaime Nubiola
«La próxima vez que alguien hable de "mormón chic" para hablar
de una blusa recatada, habría que arrojarle a la cabeza,
Reseña:
Se necesita
mucha valentía para sacar al mundo lo que nos ha hecho tanto daño, mi admiración
completa a la autora.
Un libro que muestra lo que puede pasar cuando el oscurantismo es la piedra angular de una familia. ¿Hasta dónde es capaz un hombre, para justificar sus teorías de conspiración?
La autora, debido a las ideas retrógradas de su padre, estuvo viviendo muchos años sin ser considerada una persona (ya que no tenía acta de nacimiento, por aquello de que su padre no quería pertenecer al sistema, pues estaba compuesto por una “bola de socialistas”), tuvo que ingresar a sus estudios a la edad de 17 años. A la fecha, y pese a que su padre (fanático de la biblia) se opuso frenéticamente, ingresó a la universidad. Ahora, después de mucho trabajo, finalmente tiene su título universitario, y por medio del estudio, dedujo que su padre estaba enfermo, ya que su comportamiento era el mismo del trastorno bipolar.
No sé, yo creo que ante el aislamiento (vivían en el campo, cerca de una montaña), su padre, a sabiendas de que su estilo de vida le daba el poder patriarcal, actuó porque pudo, porque le dio la gana. Varias veces la providencia rescató a su familia de la muerte, porque ese señor creía que los hospitales, comandados por el gobierno, mataban a sus pacientes. Preferible que uno de sus hijos o esposa, fallecieran a deberle algo al sistema. He aquí lo que un poco de poder, y mucha ignorancia, sumando el aislamiento de la civilización, puede conseguir.
Me
preguntaba ¿Cómo es que ella, después de tanto dolor y miedo, se había atrevido
a publicar un libro mostrando la crudeza de su familia? Y en el mismo libro me salió
la respuesta, al final, cuando ella se atreve a denunciar la violencia de su
hermano, su familia decidió transformarla en eso que odiaban, su padre la tachó
de endemoniada, su madre la ignoró por completo y su hermana, quien había sido
su aliada por sufrimiento, también decidió dejarla de lado.
Afortunadamente,
ella ha descubierto el mundo por sí misma, y se ha dado cuenta de lo que vale.
Es una
historia real, la que se desarrolla en este texto. Recomendado ampliamente,
durante casi la mayoría del texto me he enojado por tofo lo que le ha sucedido
a Tara, al final, ella tomó la mejor decisión.
Frases:
A papá
le preocupa que el Gobierno nos obligue a ir, pese a que no puede obligarnos
porque no sabe de nuestra existencia. De los siete hijos de mis padres, cuatro
no tenemos partida de nacimiento.
Es lo
que oigo cuando mi familia se acurruca en la cocina, con las luces apagadas,
para esconderse de los federales que rodean la casa.
Mi padre
afirmaba que la escuela pública era una artimaña del Gobierno para alejar de
Dios a los niños.
La
abuela era una fuerza de la naturaleza: impaciente, enérgica, dueña de sí
misma. Para mirarla había que retroceder un paso.
De
adulto mi padre expresaría opiniones encendidas respecto a que las mujeres
tuvieran un empleo.
La
quietud nace de la pura inmensidad; apacigua con su propia magnitud, que vuelve
intrascendente lo meramente humano. Esa hipnosis alpina, ese enmudecimiento del
drama humano, conformó a Gene.
La
abuela de la ciudad falleció hace tres años, a los ochenta y seis. No la conocí
bien.
las
decisiones que contribuyen a forjar una vida: las decisiones que las personas
toman, juntas o por su cuenta, y que se conjugan para producir un único hecho.
Granos de arena, incontables, que se aplastan para formar sedimento y luego
roca.
Qué es
una universidad? —pregunté. —La universidad son más años de escuela para los
tontos que no aprenden la primera vez —respondió papá.
Sucede
en algunas familias: hay un hijo que no encaja, que no sigue el compás, que
tiene el metrónomo puesto para otra melodía.
Estaba
adquiriendo una aptitud fundamental: la paciencia para leer lo que aún no
entendía.
Ahora,
con veintinueve años, me siento a escribir, a reconstruir el incidente a partir
de los ecos y gritos de una memoria fatigada. Lo anoto deprisa. Al llegar al
final vacilo. Hay una incongruencia, un fantasma en el relato.
Papá
está al principio…, con sus chistes divertidos sobre socialistas, perros y tejados
que impiden que los progresistas se ahoguen.
Mary
impartía clases de enfermería, lo que según mi padre representaba el máximo
grado de lavado de cerebro posible: trabajar al mismo tiempo para la medicina
oficial y para el Gobierno.
Mi padre
afirmaba que una mujer honesta nunca enseña más arriba del tobillo.
Las vi
contonearse y brincar por los pasillos con las piernas cubiertas solo con
medias transparentes. Me parecieron pequeñas rameras.
Dijo que
la clase de Caroline era uno de los engaños de Satanás, como la escuela pública,
porque parecía una cosa y en realidad era otra.
Sin
embargo, mi padre me había enseñado que es imposible que existan dos opiniones
razonables sobre un mismo asunto: está la Verdad y están las Mentiras.
Empezaba
a comprender que habíamos prestado nuestra voz a un discurso cuyo único
objetivo era deshumanizar y dar un trato brutal a otras personas, porque
alimentar ese discurso era más fácil, porque retener el poder siempre parece la
opción ganadora.
Mi vida
la narraban otras personas. Sus voces eran persuasivas, enfáticas, categóricas.
No se me había ocurrido pensar que la mía podía ser igual de fuerte que las
suyas.
«Es
extraño que des a tus seres queridos tanto poder sobre ti»,
había
escrito en mi diario. No obstante, Shawn tenía más poder sobre mí del que era
capaz de imaginar. Me había proporcionado una definición de mí misma, y no
existe un poder mayor que ese.
depresión,
manía, paranoia, euforia, delirios de grandeza y de persecución. Le escuché con
muchísimo interés.
Los
protocolos de los sabios de Sión.
—Qué
increíble —exclamó sonriendo—. Es como si me hubiera metido en el Pigmalión de
Bernard Shaw.
Toleraba
cualquier forma de crueldad mejor que la amabilidad. Los elogios eran un veneno
para mí; se me atragantaban.
La
persona en que te conviertas, la persona que llegues a ser, es quien siempre
has sido. Ha estado en ti desde el principio. No en Cambridge, sino en ti. Eres
oro. Y que regreses a la BYU, o incluso a la montaña donde naciste, no cambiará
quien eres. Es posible que cambie la manera en que te ven los demás, y aun la
manera en que te ves a ti misma, pues hasta el oro parece mate con cierta
iluminación. Sin embargo, eso solo es la apariencia. Y siempre lo ha sido.
—El
mayor factor determinante de quien eres se encuentra dentro de ti
«Es
punto este sobre el cual no se sabrá nada definitivo». El punto al que se
refería Stuart Mill era la naturaleza de la mujer. Afirmaba que a base de
persuasión, halagos, empujones y uso de la fuerza se había sometido a las
mujeres a una serie de contorsiones femeninas durante tantos siglos que
resultaba del todo imposible definir sus aspiraciones y capacidades naturales.
«Tu
furia aquella noche —me dijo por teléfono, refiriéndose a la noche en que mi
hermano mató a Diego— era el doble de peligrosa de lo que ha sido nunca la de
Shawn.»
Empecé a leer: Hume,
Rousseau, Smith, Godwin, Wollstonecraft y Stuart Mill.
La
esclavitud femenina, de Stuart Mill.
«Cuando
la vida misma parece loca, ¿quién sabe dónde está la locura?»
Todo
aquello por lo que había trabajado y todos los años de estudio habían tenido el
objetivo de permitirme adquirir un único privilegio: el de ver y experimentar
más verdades que las que mi padre me brindaba, y aprovecharlas para construir
mi propio pensamiento.
«La
familia, la moral y las ciencias sociales en el pensamiento cooperativo
angloamericano, 1813-1890».
El
sentimiento de culpa es el miedo a nuestra propia vileza. No guarda relación
con otras personas.
Sin
embargo, lo que se ha interpuesto entre mi padre y yo no es solo el tiempo y la
distancia. Es un cambio de ser. No soy la niña a la que crio, pero él sí es el
padre que la crio.
Podéis
llamarlo transformación. Metamorfosis. Falsedad. Traición. Yo lo llamo una
educación.
Una
educación es una obra de no ficción. Se han cambiado algunos nombres y detalles
distintivos.
Puedes descargarlo aquí
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