Sinopsis:
«En lugar de enseñarle a tu hija a agradar, enséñale a ser sincera. Y
amable. Y valiente. Anímala a decir lo que piensa, a decir lo que opina en
realidad, a decir la verdad. [...] Dile que, si algo la incomoda, se queje,
grite.»
El feminismo
empieza en la educación. Con su voz cálida y directa, Chimamanda Ngozi Adichie
dirige esta emotiva carta a una joven madre que acaba de dar a luz. En sus
quince consejos, reivindica la formación de nuestros hijos en la igualdad y el
respeto, el amor por los orígenes y la cultura. Una invitación a rechazar
estereotipos, a abrazar el fracaso y a luchar por una sociedad más justa. Una
bella misiva con reflexiones tan honestas como necesarias que conquistará por
igual a madres, padres, hijos e hijas.
Reseña:
A petición de Ijeawele, una amiga de
la autora, escribe una carta-manifiesto. Su amiga recientemente se ha
convertido en madre de una bella niña, y le preocupa cómo puede educarla para
que crezca con bases feministas de igualdad en la sociedad. La autora se
pregunta por qué le ha encomendado semejante tarea, dado que ella no es una
experta, pero se pone manos a la obra y le da varios consejos a los que ella denomina
“sugerencias”, y es un buen nombre, porque al final de día ¿Quién es ella para
aconsejar a su amiga, si aún no tiene experiencia en crianza?, he aquí algunos:
1.- Se una persona plena. La maternidad
es un don maravilloso, pero no te definas únicamente por ella.
2.- Hacedlo juntos…
Chudi debería hacer todo lo que la
biología le permite, que es todo menos amamantar.
3.- Enséñale a tu hija que los
<<roles de genero>> son una simple tontería.
4.- Cuidado con el peligro de lo que
yo llamo Feminismo Light. Es la idea de la igualdad femenina condicional.
5.- Enséñale el amor por los libros.
La mejor manera de hacerlo es mediante el ejemplo. Si te ve leyendo, comprenderá
que leer es valioso.
6.- Enséñale a cuestionar el
lenguaje. El lenguaje es el depositario de nuestros prejuicios, creencias y
presunciones.
7.- Jamás hables del matrimonio como
un logro.
8.- Enséñale a rechazar la obligación
de gustar. Su trabajo no es ser deseable, su trabajo no es ser deseable, su trabajo
es realizarse plenamente en un ser que sea sincero y consciente de la humanidad
del resto de la gente.
9.-Dale a Chizalum un sentido de
identidad. Consigue que crezca considerándose, entre otras cosas, una igbo orgullosa.
10.- Fíjate en como tratáis el tema
de su apariencia.
11.- Enséñale a cuestionarse el uso
selectivo que hace nuestra cultura de la biología como razón para las normas
sociales.
12.- Háblale de sexo, y empieza
pronto.
13.-Llegara el amor, así que asúmelo…
Asegúrate de enterarte de los idilios
de su vida.
14.- Al enseñarle sobre la opresión. Ten
cuidado de no convertir a los oprimidos en santos. La santidad no es
prerrequisito de la dignidad.
15.- Háblale sobre la indiferencia.
Convierte la diferencia en habitual.
Cada una de estas sugerencias está plagada
de verdad, desde la perspectiva de las mujeres, muchas de estas sugerencias las
tomaré en cuenta para la educación de mi hijo.
La autora, ahora que es madre, dice
que resulta difícil seguir estos pasos, pero que también va aplicarlo en su bebé.
En definitiva, muy recomendable.
Frases:
Sé una persona plena. La maternidad
es un don maravilloso, pero no te definas únicamente por ella.
«Nunca te disculpes por trabajar. Te
gusta lo que haces, y que te guste lo que haces es un regalo fantástico para
tus hijos».
Todo el mundo tendrá una opinión de
lo que deberías hacer, pero lo importante es lo que tú quieras y no lo que los
demás quieran que quieras.
Rechaza, por favor, la idea de que
maternidad y trabajo se excluyen mutuamente.
Durante estas primeras semanas de
maternidad, trátate con indulgencia. Pide ayuda. Espera recibirla. No existen
las superwomen.
Hacedlo juntos.
Chudi debería hacer todo lo que la
biología le permite, que es todo menos amamantar
Y por favor rechaza hablar de ayuda.
Chudi no está «ayudándote» a cuidar de su hija.
Enséñale a tu hija que los «roles de
género» son una solemne tontería.
Rechaza idea del matrimonio como
premio para las mujeres, porque es la base de estos debates absurdos.
Ser feminista es como estar
embarazada. Lo estás o no lo estás. O crees en la plena igualdad entre hombres
y mujeres
La triste verdad es que nuestro mundo
está repleto de hombres y mujeres a quienes no les gustan las mujeres
poderosas. Nos han condicionado tanto con que el poder es masculino que una
mujer poderosa nos parece una aberración. Y como tal la vigilan.
Enséñale el amor por los libros. La
mejor manera de hacerlo es mediante el ejemplo. Si te ve leyendo, comprenderá
que leer es valioso.
Si todo lo demás falla, págale para
que lea. Recompénsala.
a su niña no le gustaba leer, así que
decidió pagarle cinco centavos por página. Una empresa cara, bromeaba después,
pero una inversión que merece la pena.
Enséñale a cuestionar el lenguaje.
menudo palabras como «misoginia» y
«patriarcado» con Chizalum. En ocasiones las feministas tiramos demasiado de
jerga y la jerga a veces resulta excesivamente abstracta.
Un matrimonio puede ser feliz o
desgraciado, pero no un logro.
¿Es de extrañar entonces que, en
muchos matrimonios, las mujeres sacrifiquen más, en detrimento de sí mismas,
porque han mantenido un intercambio constantemente desigual?
Enséñale a rechazar la obligación de
gustar. Su trabajo no es ser deseable, su trabajo es realizarse plenamente en
un ser que sea sincero y consciente de la humanidad del resto de la gente.
Enseñamos a las niñas a gustar, a ser
buenas, a ser falsas
Pero enséñale que la amabilidad nunca
debe darse por sentada.
Enséñale a defender lo que es suyo.
Yo, por ejemplo, admiro
particularmente a la feminista afroamericana Florynce Kennedy.
La vergüenza que adscribimos a la
sexualidad femenina tiene que ver con el control. Muchas culturas y religiones
controlan los cuerpos de las mujeres de una forma u otra.
Llegará el amor, así que asúmelo.
Asegúrate de enterarte de los idilios
de su vida.
Enséñale que amor no es solo dar,
sino también recibir.
Al enseñarle sobre la opresión, ten
cuidado de no convertir a los oprimidos en santos. La santidad no es
prerrequisito de la dignidad
Háblale sobre la diferencia.
Convierte la diferencia en habitual.
Puedes leerlo aquí
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